Miguel (Ares)

HISTORIA

Tras años de un entrenamiento espartano Miguel fue considerado uno de los mejores guerreros de Saturno. No obstante el duro proceso durante su infancia y adolescencia le marcaron con una fuerte personalidad y una tara a la hora de establecer relaciones sociales dejando de lado el tacto y la empatía. La rivalidad con su hermana Raziel, también conocida como Atenea, no era desconocida en su entorno y los incidentes que a veces provocaban no ayudaban a disimularlo.

Miguel viajó a la Tierra a ayudar a la humanidad a crecer, a desarrollarse como civilización creciente. Durante su estancia allí fue identificado como Ares y posteriormente como el arcángel Miguel. No se involucraba directamente en las batallas pero su presencia inspiraba el coraje necesario para las contiendas.

Durante su estancia conoció a Filomena, una hermosa humana con la que estableció una intensa relación. Ella no era sumisa ni se doblegaba ante la fuerte personalidad de Miguel pero no lo hacía por rivalidad sino por el deseo de formar una pareja en equilibrio, donde ambos aportaran para seguir adelante. Y salieron, tuvieron dos hijos gemelos a los que Miguel no dudó en llamar Cástor y Polux en referencia a un viejo mito griego. Dos poderosos y apuestos mephilim que Miguel trató de convertir en hombres de provecho, con dureza pero también dejando que su esposa les proporcionara el afecto que Miguel nunca tuvo.

Y la tragedia llegó, la humanidad se había degenerado demasiado y la presencia demoníaca era demasiado intensa como para permanecer a salvo. Miguel deseaba llevarse a su esposa e hijos consigo pero llegó demasiado tarde, se los encontró masacrados a traición, sus cuerpos profanados con cortes y mutilaciones y su esposa violada, los tres estaban ahorcados frente a las ruinas de una casa carbonizada. No había ni rastro de los autores pero todo indicaba que eran demonios. Miguel les dio sepultura lamentándose de no haber podido protegerles, sabía que su alma iría consumiéndose ante la pérdida de su esposa y sus hijos pero el deseo de venganza le instaba a mantenerse cuerdo y a seguir vivo.

Ayudó a Uriel a sacar por la fuerza a su hermanastro Rafael de la Tierra, era primordial centrarse en Saturno ante la amenaza demoníaca. Tenía sus dudas al hacerlo pero estaba demasiado afectado emocionalmente por la muerte de su familia de modo que prefirió actuar de esa manera queriendo evitar que uno de los suyos sufriera un destino similar.