Murciélago - Relaciones - Dimitri

La frialdad de su lugar de origen congeló sus ojos, pero no así su pecho. Su corazón es caliente, es alguien muy pasional y siempre ha hecho aquello que ha deseado. Odia las reglas que vienen impuestas por otros, pero él sigue las suyas propias desde hace más de 15 siglos cuando decidió ser aún más libre que todo lo que había sido antes.

Su madre murió poco después que él naciera, asesinada por parte de una secta religiosa que la creían bruja. Ella no era más que una vampiresa de ojos miel y pelo rubio, su piel blanca como la nieve la hacía resaltar entre todos por sus vestimentas oscuras. Su padre jamás lo conoció y se hizo cargo de él un tío suyo que decidió criarlo como si fuera su propia descendencia. Cuando él tenía 500 años su tío falleció y decidió tomar las riendas de su vida. De ahí que tuvo que esperar varios siglos para ser él mismo, jamás deseó defraudar al hombre que le hizo ser quien era.

Se siente que debe mucho al hombre que lo cuidó, un hombre que sí era frío pero de temperamento agradable y fácil de llevar. También se enorgullece de sus raíces aunque detesta al ser humano y suele despreciar los logros que son concedidos por seres superiores, ya sean ángeles o demonios, pues cree que sólo son unos egocéntricos que con su presencia ensucian el mundo. No teme beber de ellos, los atrae con su talento natural al hablar de ciertos temas que parecen interesarles y los deja secos. Únicamente deja vivos tras su paso a niños, porque cree que quizás sean una esperanza, mujeres embarazadas o con hijos, y jóvenes con cierto talento para el arte. Siente un vínculo con las artes escénicas, pintura, escultura y música.

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