Amaury William Rose
Beyond Hell :: Fichas :: Vampiros
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Amaury William Rose
DATOS BÁSICOS
Nombre: Amaury González de la Rosa Seudónimo: Amaury William Rose, La Bestia y Ama Procedencia: La Tierra Edad: 1014 años pero aparenta unos 25 años. Grupo: Vampiro Orientación Sexual: Bisexual, aunque me atraen mucho más las mujeres. Empleo: Piratería espacial e investigación demoníaca. |
DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA
Su personalidad es un cúmulo de sensaciones que se mezclan formando un ser explosivo, carismático y egocéntrico. A pesar de su ego sabe bien que es la camaradería, aprendió de los días más oscuros en los cuales su sed de sangre varió y dejó de cazar humanos para destrozar vampiros. Se dio cuenta que así, con la sangre de otros, sería más poderoso. Actualmente para su edad, un vampiro joven, es alguien poderoso y con unas habilidades increíbles para regenerar. Sigue cazando humanos en la actualidad, no hay nada como una presa fácil y huidiza.
Con sus compañeros es leal, firme y sin duda alguna exigente. Paga como se merece a sus hombres y jamás les ha faltado el respeto. Sabe que si desea que ellos obedezcan deben estar bien entrenados, contentos y con los bolsillos llenos.
Es rápido mentalmente, sin embargo muestra un aura inmadura y poco avispada para que sus presas se aproximen a él. Guarda bien el secreto de quién es, salvo cuando está a punto de dar muerte a su presa.
Puede ser dulce, atento, educado y necesitado de afecto. Se puede mostrar como un cachorro adorable al cual alimentar y cuidar. Pero en realidad en él habita el próximo psicokiller. Y eso es únicamente con aquellos que le conocen bien, los que pueden conversar sin hostigamientos una noche entera en una de las habitaciones de su guarida.
Los malos tratos que sufrió desde niño hicieron que se refugiara en la pintura, la escritura, la música y fantasías de una vida mejor. Su padre lo torturó física y mentalmente. Por ello a veces puede parecer frío, inclusive provoca pavor ya que su mirada cambia y su rostro se vuelve sombrío. El aura negra y pesada que muchas de sus víctimas pueden llegar a sentir, la sombra que asecha más allá de la propia oscuridad.
Su hermano es el único en el cual confía ciegamente, sabe que jamás le dañaría. Ambos saboreado las hieles de la crueldad, así como el éxito que se evaporó rápido de sus manos.
DESCRIPCIÓN Fisica
Mide un metro noventa aunque aparenta ser más bajo. Sus ojos son color miel y sus cabellos castaños oscuros con reflejos pelirrojos, bastante largos, casi siempre su pelo está sobre su cara ocultando su mirada de rabia. Su piel para ser un vampiro no es extremadamente clara, posee varios tatuajes similares a los de su hermano. En su vientre se puede ver en letras góticas “La Bestia” pues ese es su apodo desde que tiene memoria. Posee unas enormes alas huesudas que aún conservan algunas plumas, negras por supuesto, pues cuando te han pegado durante años las marcas quedan y su piel está llena de muescas. Tras ese tatuaje se encuentran los surcos de los golpes más duros de su padre.
DATOS FAMILIARES
HISTORIA
Nací bajo el símbolo del tigre, creo que por eso me defiendo con mis garras. Era el 22 de Agosto de 1986, una sofocante noche en el paritorio que parecía la jodida puerta al infierno. De mi nacimiento como mortal, en apariencia, sólo recuerdo la fecha, como todos, pero como inmortal te puedo contar mucho más que una simple y jodida fecha. La puta maldición de la noche me hizo ser más libre, pero antes tuve que padecer las putadas de la vida. En estos momentos aún ando en busca de esa libertad, de la verdad, de la realidad más oscura que pueda tocar con la punta de los dedos.
La libertad para mí no es una fantasía ni una ironía cruel del destino, la libertad para mí es un ideal y lo demuestro día a día. Daré mi vida por mis sueños, pues los soñadores somos aquellos que hacemos grandes cosas y logramos finalmente levantarnos después de una descomunal caída. No me creo un héroe pero tampoco soy un paria o un vendido. La maldición que cae sobre mi espalda la llevo conmigo y sé que de ella jamás me libraré, sin embargo gracias a ella poseo tiempo más que suficiente para lograr todo lo que uno puede desear en esta vida y en la siguiente.
Nací justo entre el 21 y el 27 de Agosto, días trágicos para todos los que vivían o sobrevivían en el 1986. El 21 en Camerún cerca de 1700 personas mueren envenenadas en una zona volcánica cerca del lago Nyos, como resultado de un extraño fenómeno geológico proveniente de la capa magmática de la Tierra. Los infiernos se abrieron para dar paso al rey, a mí, en la madrugada a pocas horas de la muerte de cientos de inocentes. El 27 en Sowero (Sudágrica) la policía ejerce su brutal represión contra los ciudadanos. El mes de Agosto de 1986 tiene más tragedias que suman y siguen, parece maldito, y en ese mes maldito tuvo lugar mi alumbramiento.
Desde antes de nacer el destino me marcó como jodido para la eternidad. Mi padre era un mentiroso compulsivo, alcohólico que hubiera vendido su alma al mismísimo Belcebú a cambio de una nueva partida de poker. Se gastaba todo el salario en putas, drogas, timbas ilegales y por supuesto alcohol barato. Mi madre era una idiota cegada que dejaba que su marido se acostara con todo lo que tenía faldas y abriera bien las piernas... ojala las hubiera cerrado ella y así no hubiera nacido. Pero joder, aquí estoy y aquí me tienen.
No nací solo, aunque durante años pensé que así fue. Nacieron dos engendros del vientre de mi madre, gemelos idénticos con una mirada que con el paso del tiempo se volvería la de Dioses profanos ciegos de ira. Nuestro llanto fue amargo, como así serían los siguientes años de nuestra putrefacta infancia.
Nuestros rasgos jamás fueron aceptados por el cabrón que puso la semillita. Decía que no éramos hijos suyos, que seguro que era de algún hijo de puta aún más enfermo y retorcido que él. Mi madre jamás tuvo coraje siquiera de dirigirle una mirada a otro, una sucia cobarde hecha para ser mártir. Pero finalmente accedió a hacerse cargo, hubiera preferido que se hiciera cargo de una patada en los huevos... en vez de tenernos como conejillos de indias.
Mi padre me insultaba, golpeaba y jodía cada día. Mi madre acabó por no hacer nada hundiéndose en una bebida que parecía ser más fuerte que cualquier droga. Hay algo peor que crecer sin padre y es crecer con un perdedor. Cuando contaba con cinco años ya sabía leer y prácticamente escribía sin faltas, todo porque quería encerrarme en mis putos mundos de fantasía porque ahí no tenía que verle ni escucharle. Desconectaba como nunca, como jamás lo hizo nada hasta que llegué a las drogas.
-¿¡Dónde estás puto bastardo!?-escuchaba nada más llegar alcoholizado a casa mientras bajaba al sucio sótano donde me tenía encadenado como un perro.-¡Hijo de puta!-vociferaba como si ese fuera mi nombre. Los cristales de la puerta de la entrada siempre temblequeaban a punto de romperse, a punto de explotar hasta clavarse en el fondo de su ponzoñoso corazón. Las pisadas y golpes a los muros ya me decían que era mi hora.-¿Por qué no contestas?-siseaba antes de levantarme por los sucios cabellos que poseía.
Mis ojos le miraban con odio y temor, era una mezcla de sentimientos que me envenenaban. Venía hacia mí con ese cigarro mal colocado en sus labios y lo apagaba en mi brazo, lo hacía como si fuera ganado para marcar, después de eso venía el bofetón y los zarandeos. Me recriminaba todo, desde su incompetencia de chupatintas hasta que la puta de la esquina le había aumentado la tarifa.
El odio fue aumentando con el paso de los años, al igual que la desesperación. De nada me servían ya los libros, así que pasé a la música y comencé a componer de forma compulsiva. No sólo escribía, también cantaba y dibujaba. Hacía mis carátulas de cds y grababa en una vieja grabadora de cassettes. Es lo poco de lo cual estoy agradecido a mi madre, aunque era una cobarde me daba los materiales suficientes para ser mínimamente feliz y una vez a la semana me ayudaba con mi aseo. Ella lloraba resignada y entre sollozos me decía que un día todo cambiaría, que volvería a ser ese príncipe de cuento que conoció cuando se enamoró de él como una perra malparida.
Con doce años conocí a mi hermano, jamás me habían hablado de él. Su vivienda era en el ático y aunque en ocasiones escuchaba gemir a los muros pensé que era mi imaginación. Sus ojos de bestia errática eran similares a los míos, pero él casi ni hablaba. Su voz era como si fuera un eco de mi dolor. Cuando mi madre lo dejó junto a mí lleno de heridas producidas por mi padre en una mala noche, con sus muslos llenos de morados y manchas de semen, lo supe. Él era su otro muñeco, cuando yo estaba roto le tocaba a él y cuando lo estaba él era a mí a quien buscaba.
-Se llama Sebastian.-dijo tomando unas gruesas y pesadas cadenas como las mías.-Es tu hermano. Es tu gemelo.
En un ambiente correcto un niño con nuestro coeficiente intelectual e imaginación hubiera desarrollado aún más mi potencial. Sin embargo, nosotros como mucho teníamos un viejo oso de peluche raído y una manta sucia aunque suave. La manta era suya, siempre estaba aferrado a ella meditando y murmurando bajo. El oso era mío, el único compañero de mi sufrimiento.
-Hay que irse de aquí.-estaba ronco por la sed, pues ambos éramos vampiros y los animales que nos obsequiaban como alimento comenzaban a escasear. Las ratas y reptiles no eran suficientes para ambos.
-¿Has pensado en algo?-dije apoyando mi cabeza en su espalda intentando encontrar una postura cómoda.
-No, pero somos dos y él es uno. Nuestra fuerza va en aumento y él se droga, es lento de reflejos.-sonrió de forma que me heló la sangre, pero era la misma sonrisa con la cual le respondí.-Romperemos las cadenas y nos lanzaremos sobre él.
Teníamos veinticinco años y las únicas prendas que cubrían nuestros cuerpos eran unos calzoncillos sucios. Nuestra madre apareció aquella noche destrozada con la prenda descolocada y el vientre hinchado, volvía a estar gestando. Hacía semanas que no la veíamos. Yo cada vez la odiaba más, pero Sebastian la compadecía. Yo la odiaba por estúpida y él la compadecía por el mismo motivo.
Nos liberamos de las cadenas una vez alimentados, nuestra fuerza era mayor y nuestro deseo de libertad aumentaba. Cuando aquel cabrón bajo a vernos se llevó una tremenda sorpresa. Éramos fuertes, teníamos una musculatura que ni él había logrado alcanzar jamás. Para su desgracia seguía aparentando diecisiete años, como mucho, y esas malditas pecas que cubrían sus mejillas comenzaron a borrarse gracias a los puñetazos, arañazos y patadas.
Aquel maldito ruso quedó reducido a polvo. Su sangre nos dio poder, pero igual que nos dio poder también nos dio sed. Corrimos por la escalera hacia la planta superior, al fin podíamos ver que había más allá del sótano, aunque Sebastian conocía el ático que quedó destruido cuando intentó escapar con doce años.
Sedientos y descontrolados caímos sobre nuestra madre, la cual no hizo nada por evitarlo. Lloraba amargamente mientras le sacábamos la vida, la inmortalidad que una vez la convirtió en una mujer patética de veinte años y piel algo morena. Una gitana de ojos de aceituna y labios gruesos llenos de amargura, así como de cobardía porque siempre fue eso... una cobarde que nunca quiso quererse ni a ella misma.
No deparamos en nuestros cuerpos desnudos, ni siquiera nos impidió el frío el regresar a por abrigo. La nieve lo cubría todo en aquel pueblo cercano a Madrir, la capital de lo que fue hace tiempo España. Comenzamos a ir casa por casa, bebiendo como auténticos Dioses de la Sangre, Dioses Oscuros, cargados de un odio eléctrico que les provocaba espasmos. Desmembramos a niños, mujeres y ancianos. Los hombres hudían despavoridos y terminaban muertos por el miedo, la impotencia o simplemente al tirarse por la ventana aferrados a sus hijos. Ya no matábamos por sed, sino por rabia. Otros podían tener una vida que nos pertenecía, pero paramos cuando el sol estuvo a punto de despuntar. Las sirenas de la policía iban de un lugar a otro de los barrios de la periferia, nosotros corrimos hacia la capital y nos adentramos en el metro.
Gracias a nuestra destreza y al sistema de alcantarillado pudimos llegar a un viejo tramo del metro abandonado desde 1983, el cual conducía a zonas nuevas y las paradas habituales para los estúpidos mortales. Nosotros nos limpiamos la escoria que llevábamos encima, los años de podredumbre y la sangre, para nuevamente internarnos en aquellas viejas vías y pasar la mañana encerrados en armarios que nadie abriría.
-¿Has pensado en el mañana?-pregunté antes de caer dormido mientras escuchaba el discurrir del agua, las ratas paseando por las viejas baldosas y el primer vagón pasar a gran velocidad no muy lejos de nosotros.
-El amanecer está cerca, esa es nuestra mañana. Nunca hemos tenido nada, por ello no espero nada mejor.-dijo antes de proseguir.-Me gustaría saborear los labios de un amante de verdad, poder tener ropa cómoda y botas como las de esos cantantes que tanto te agradan.-se movió en su estrecho cubículo y luego rió como poseído.-Podríamos tener ese grupo rock que tanto ansías.
-¡Sí!-dije antes de caer rendido sólo con pensar todo lo que podíamos lograr partiendo de cero, sin esperar demasiado. No habíamos tenido suerte y no debíamos tentarla.
Logramos algo de dinero los días siguientes, ropas como los tipos de aspecto rudo de mis bandas favoritas de rock y metal, un techo pequeño en un motel barato y un par de chicas que disfrutamos como nunca. Al fin probábamos mujeres, disfrutábamos de ser nosotros los dominantes y no ser mártires de un jodido enfermo. Aunque dejamos de gustarle cuando cumplimos los quince, como si le asqueara vernos envejecer.
Durante años amasamos fortuna, amoríos y conciencia. Creo que leí todos los libros posibles y una noche descubrí algo que nos cambiaría la vida. Los demonios estaban detrás de muchas guerras, sobre todo de la última que duró siglos y arrasó la Tierra. Tuvimos que huir en una nave robada, pero pronto compramos una con nuestros ahorros y la llamamos Tardis.
Ambos siempre hemos sido unos fanáticos de la ciencia ficción, la fantasía y las series de aventuras en el tiempo. Series que con el paso de los años se volvieron desfasadas y tan sólo estúpidos clichés que se fueron cumpliendo. Actualmente estamos fuera de ley, viajamos de un planeta a otro buscando provisiones, sangre y aligeramos el peso de los bolsillos de los ricos.
La libertad está tatuada en nuestro corazón,
dibujada con la tinta de la esperanza.
Mira a los ojos a la bestia,
suplica por tu alma y expía tus culpas.
Contestaremos tus plegarias,
seremos los ángeles del Apocalípticos
enrolados en una nave marcada por el deseo.
Venimos a buscarte, te juzgaremos por tus fracasos.
El cielo llorará sangre y los mares serán estrellas.
Nuestras voces se unirán mientras tocamos tu corazón,
mientras nuestro estandarte se alzará triunfante.
¿Amigo o enemigo?
La libertad para mí no es una fantasía ni una ironía cruel del destino, la libertad para mí es un ideal y lo demuestro día a día. Daré mi vida por mis sueños, pues los soñadores somos aquellos que hacemos grandes cosas y logramos finalmente levantarnos después de una descomunal caída. No me creo un héroe pero tampoco soy un paria o un vendido. La maldición que cae sobre mi espalda la llevo conmigo y sé que de ella jamás me libraré, sin embargo gracias a ella poseo tiempo más que suficiente para lograr todo lo que uno puede desear en esta vida y en la siguiente.
Nací justo entre el 21 y el 27 de Agosto, días trágicos para todos los que vivían o sobrevivían en el 1986. El 21 en Camerún cerca de 1700 personas mueren envenenadas en una zona volcánica cerca del lago Nyos, como resultado de un extraño fenómeno geológico proveniente de la capa magmática de la Tierra. Los infiernos se abrieron para dar paso al rey, a mí, en la madrugada a pocas horas de la muerte de cientos de inocentes. El 27 en Sowero (Sudágrica) la policía ejerce su brutal represión contra los ciudadanos. El mes de Agosto de 1986 tiene más tragedias que suman y siguen, parece maldito, y en ese mes maldito tuvo lugar mi alumbramiento.
Desde antes de nacer el destino me marcó como jodido para la eternidad. Mi padre era un mentiroso compulsivo, alcohólico que hubiera vendido su alma al mismísimo Belcebú a cambio de una nueva partida de poker. Se gastaba todo el salario en putas, drogas, timbas ilegales y por supuesto alcohol barato. Mi madre era una idiota cegada que dejaba que su marido se acostara con todo lo que tenía faldas y abriera bien las piernas... ojala las hubiera cerrado ella y así no hubiera nacido. Pero joder, aquí estoy y aquí me tienen.
No nací solo, aunque durante años pensé que así fue. Nacieron dos engendros del vientre de mi madre, gemelos idénticos con una mirada que con el paso del tiempo se volvería la de Dioses profanos ciegos de ira. Nuestro llanto fue amargo, como así serían los siguientes años de nuestra putrefacta infancia.
Nuestros rasgos jamás fueron aceptados por el cabrón que puso la semillita. Decía que no éramos hijos suyos, que seguro que era de algún hijo de puta aún más enfermo y retorcido que él. Mi madre jamás tuvo coraje siquiera de dirigirle una mirada a otro, una sucia cobarde hecha para ser mártir. Pero finalmente accedió a hacerse cargo, hubiera preferido que se hiciera cargo de una patada en los huevos... en vez de tenernos como conejillos de indias.
Mi padre me insultaba, golpeaba y jodía cada día. Mi madre acabó por no hacer nada hundiéndose en una bebida que parecía ser más fuerte que cualquier droga. Hay algo peor que crecer sin padre y es crecer con un perdedor. Cuando contaba con cinco años ya sabía leer y prácticamente escribía sin faltas, todo porque quería encerrarme en mis putos mundos de fantasía porque ahí no tenía que verle ni escucharle. Desconectaba como nunca, como jamás lo hizo nada hasta que llegué a las drogas.
-¿¡Dónde estás puto bastardo!?-escuchaba nada más llegar alcoholizado a casa mientras bajaba al sucio sótano donde me tenía encadenado como un perro.-¡Hijo de puta!-vociferaba como si ese fuera mi nombre. Los cristales de la puerta de la entrada siempre temblequeaban a punto de romperse, a punto de explotar hasta clavarse en el fondo de su ponzoñoso corazón. Las pisadas y golpes a los muros ya me decían que era mi hora.-¿Por qué no contestas?-siseaba antes de levantarme por los sucios cabellos que poseía.
Mis ojos le miraban con odio y temor, era una mezcla de sentimientos que me envenenaban. Venía hacia mí con ese cigarro mal colocado en sus labios y lo apagaba en mi brazo, lo hacía como si fuera ganado para marcar, después de eso venía el bofetón y los zarandeos. Me recriminaba todo, desde su incompetencia de chupatintas hasta que la puta de la esquina le había aumentado la tarifa.
El odio fue aumentando con el paso de los años, al igual que la desesperación. De nada me servían ya los libros, así que pasé a la música y comencé a componer de forma compulsiva. No sólo escribía, también cantaba y dibujaba. Hacía mis carátulas de cds y grababa en una vieja grabadora de cassettes. Es lo poco de lo cual estoy agradecido a mi madre, aunque era una cobarde me daba los materiales suficientes para ser mínimamente feliz y una vez a la semana me ayudaba con mi aseo. Ella lloraba resignada y entre sollozos me decía que un día todo cambiaría, que volvería a ser ese príncipe de cuento que conoció cuando se enamoró de él como una perra malparida.
Con doce años conocí a mi hermano, jamás me habían hablado de él. Su vivienda era en el ático y aunque en ocasiones escuchaba gemir a los muros pensé que era mi imaginación. Sus ojos de bestia errática eran similares a los míos, pero él casi ni hablaba. Su voz era como si fuera un eco de mi dolor. Cuando mi madre lo dejó junto a mí lleno de heridas producidas por mi padre en una mala noche, con sus muslos llenos de morados y manchas de semen, lo supe. Él era su otro muñeco, cuando yo estaba roto le tocaba a él y cuando lo estaba él era a mí a quien buscaba.
-Se llama Sebastian.-dijo tomando unas gruesas y pesadas cadenas como las mías.-Es tu hermano. Es tu gemelo.
En un ambiente correcto un niño con nuestro coeficiente intelectual e imaginación hubiera desarrollado aún más mi potencial. Sin embargo, nosotros como mucho teníamos un viejo oso de peluche raído y una manta sucia aunque suave. La manta era suya, siempre estaba aferrado a ella meditando y murmurando bajo. El oso era mío, el único compañero de mi sufrimiento.
-Hay que irse de aquí.-estaba ronco por la sed, pues ambos éramos vampiros y los animales que nos obsequiaban como alimento comenzaban a escasear. Las ratas y reptiles no eran suficientes para ambos.
-¿Has pensado en algo?-dije apoyando mi cabeza en su espalda intentando encontrar una postura cómoda.
-No, pero somos dos y él es uno. Nuestra fuerza va en aumento y él se droga, es lento de reflejos.-sonrió de forma que me heló la sangre, pero era la misma sonrisa con la cual le respondí.-Romperemos las cadenas y nos lanzaremos sobre él.
Teníamos veinticinco años y las únicas prendas que cubrían nuestros cuerpos eran unos calzoncillos sucios. Nuestra madre apareció aquella noche destrozada con la prenda descolocada y el vientre hinchado, volvía a estar gestando. Hacía semanas que no la veíamos. Yo cada vez la odiaba más, pero Sebastian la compadecía. Yo la odiaba por estúpida y él la compadecía por el mismo motivo.
Nos liberamos de las cadenas una vez alimentados, nuestra fuerza era mayor y nuestro deseo de libertad aumentaba. Cuando aquel cabrón bajo a vernos se llevó una tremenda sorpresa. Éramos fuertes, teníamos una musculatura que ni él había logrado alcanzar jamás. Para su desgracia seguía aparentando diecisiete años, como mucho, y esas malditas pecas que cubrían sus mejillas comenzaron a borrarse gracias a los puñetazos, arañazos y patadas.
Aquel maldito ruso quedó reducido a polvo. Su sangre nos dio poder, pero igual que nos dio poder también nos dio sed. Corrimos por la escalera hacia la planta superior, al fin podíamos ver que había más allá del sótano, aunque Sebastian conocía el ático que quedó destruido cuando intentó escapar con doce años.
Sedientos y descontrolados caímos sobre nuestra madre, la cual no hizo nada por evitarlo. Lloraba amargamente mientras le sacábamos la vida, la inmortalidad que una vez la convirtió en una mujer patética de veinte años y piel algo morena. Una gitana de ojos de aceituna y labios gruesos llenos de amargura, así como de cobardía porque siempre fue eso... una cobarde que nunca quiso quererse ni a ella misma.
No deparamos en nuestros cuerpos desnudos, ni siquiera nos impidió el frío el regresar a por abrigo. La nieve lo cubría todo en aquel pueblo cercano a Madrir, la capital de lo que fue hace tiempo España. Comenzamos a ir casa por casa, bebiendo como auténticos Dioses de la Sangre, Dioses Oscuros, cargados de un odio eléctrico que les provocaba espasmos. Desmembramos a niños, mujeres y ancianos. Los hombres hudían despavoridos y terminaban muertos por el miedo, la impotencia o simplemente al tirarse por la ventana aferrados a sus hijos. Ya no matábamos por sed, sino por rabia. Otros podían tener una vida que nos pertenecía, pero paramos cuando el sol estuvo a punto de despuntar. Las sirenas de la policía iban de un lugar a otro de los barrios de la periferia, nosotros corrimos hacia la capital y nos adentramos en el metro.
Gracias a nuestra destreza y al sistema de alcantarillado pudimos llegar a un viejo tramo del metro abandonado desde 1983, el cual conducía a zonas nuevas y las paradas habituales para los estúpidos mortales. Nosotros nos limpiamos la escoria que llevábamos encima, los años de podredumbre y la sangre, para nuevamente internarnos en aquellas viejas vías y pasar la mañana encerrados en armarios que nadie abriría.
-¿Has pensado en el mañana?-pregunté antes de caer dormido mientras escuchaba el discurrir del agua, las ratas paseando por las viejas baldosas y el primer vagón pasar a gran velocidad no muy lejos de nosotros.
-El amanecer está cerca, esa es nuestra mañana. Nunca hemos tenido nada, por ello no espero nada mejor.-dijo antes de proseguir.-Me gustaría saborear los labios de un amante de verdad, poder tener ropa cómoda y botas como las de esos cantantes que tanto te agradan.-se movió en su estrecho cubículo y luego rió como poseído.-Podríamos tener ese grupo rock que tanto ansías.
-¡Sí!-dije antes de caer rendido sólo con pensar todo lo que podíamos lograr partiendo de cero, sin esperar demasiado. No habíamos tenido suerte y no debíamos tentarla.
Logramos algo de dinero los días siguientes, ropas como los tipos de aspecto rudo de mis bandas favoritas de rock y metal, un techo pequeño en un motel barato y un par de chicas que disfrutamos como nunca. Al fin probábamos mujeres, disfrutábamos de ser nosotros los dominantes y no ser mártires de un jodido enfermo. Aunque dejamos de gustarle cuando cumplimos los quince, como si le asqueara vernos envejecer.
Durante años amasamos fortuna, amoríos y conciencia. Creo que leí todos los libros posibles y una noche descubrí algo que nos cambiaría la vida. Los demonios estaban detrás de muchas guerras, sobre todo de la última que duró siglos y arrasó la Tierra. Tuvimos que huir en una nave robada, pero pronto compramos una con nuestros ahorros y la llamamos Tardis.
Ambos siempre hemos sido unos fanáticos de la ciencia ficción, la fantasía y las series de aventuras en el tiempo. Series que con el paso de los años se volvieron desfasadas y tan sólo estúpidos clichés que se fueron cumpliendo. Actualmente estamos fuera de ley, viajamos de un planeta a otro buscando provisiones, sangre y aligeramos el peso de los bolsillos de los ricos.
La libertad está tatuada en nuestro corazón,
dibujada con la tinta de la esperanza.
Mira a los ojos a la bestia,
suplica por tu alma y expía tus culpas.
Contestaremos tus plegarias,
seremos los ángeles del Apocalípticos
enrolados en una nave marcada por el deseo.
Venimos a buscarte, te juzgaremos por tus fracasos.
El cielo llorará sangre y los mares serán estrellas.
Nuestras voces se unirán mientras tocamos tu corazón,
mientras nuestro estandarte se alzará triunfante.
¿Amigo o enemigo?
FAMILIARES
Nombre
Edad • Grupo • Ocupación • Vivo o Fallecido
Sebastian / Gemelo / Vampiro / Pirata espacial / Vivo
Sebastian es el punto de cordura que necesita para mantenerse vivo. Es sin duda su mayor apoyo y la persona que más admira. Desearía ser algo más sosegado, como es su gemelo aunque este también puede ser algo ruidoso. Ambos se comprenden perfectamente, un par de miradas es suficiente para saber que piensa uno y qué opina el otro.
Yuki Nânjo / Amigo / Hechicero (Aunque penoso) / Mecánico de la nave / Vivo
Una noche entraron en una vivienda, buscaban algo de dinero para poder mejorar su nave. Era un barrio tranquilo, sabían que podían robar sin mucho problema y terminaron en la casa de un Hechicero. La primera reacción de ambos fue gritarse a la cara, como si Amaury temiera el poder que podía emanar Yuki. El aura de Yuki es fuerte, pero aún no ha comprendido la responsabilidad de su poder. Lo siguiente que vio y escuchó fue a un mocoso comenzar a llorar porque su padre no estaba.
Sobre la mesa del salón se hallaba un prototipo de robot que desconocía, era un cyborg. Yuki corrió apresurado hasta la puerta que dividía el salón del resto de la vivienda.
-Mátame si quieres, pero deja que active antes al robot y deja al chico en paz. Él necesita a su padre, no a mí, así que mátame.
Algo en él se movió cierto odio hacia aquellos que tenían todo y él nada le descompuso, sin embargo no hizo nada en contra del hechicero. Permaneció en silencio observando como activaba el cyborg y este actuaba como si fuera un humano común, aunque más bien un vampiro por sus colmillos.
Se abrió entonces la puerta y el cyborg abrazó atemorizado a su pequeño. Era una especie de mezcla de lobo y vampiro, un ser extraño porque la mezcla de ambas especies era casi un imposible. El hechicero se aproximó a él y le miró serio con aquellos enormes ojos rasgados. Su mentón estaba apretado y parecía aceptar su condena. Sin embargo, Amaury miraba fascinado al mocoso como si no existiera nada más. Sebastian entró entonces en la vivienda y no dijo nada, se quedó junto a su hermano contemplando la escena.
-Necesitamos un mecánico, te pagaremos bien.
Aquel hechicero valía más vivo que muerto.
La relación que tiene con Yuki es extraña, a veces se adoran y otras veces quieren matarse mutuamente.
Cat / Amigo / Cyborg / Elabora planos estelares, limpia y crea la ropa para los tripulantes.
La relación con Cat es extraña, por no decir imposible. En cientos de ocasiones ha deseado preguntarle si puede llegar a sentir amor real, si todo lo que dice y expresa es cierto o mera ilusión. Pero sabe bien que las respuestas de Cat serían extrañas, pues él sigue creyendo que es un ser vivo y actúa como si su cuerpo real no hubiera muerto. Cree firmemente que Yuki es un sabio hechicero que le libró de la maldición de tomar sangre continuamente, pero necesita que él traspase su energía a su cuerpo cada ciertos meses. En realidad le cambia las baterías para que siga siendo el chico despreocupado de ojos tristes.
Román / Amigo / Aullador de Sangre / Cocinero
Román es su perdición. Ha tomado aprecio a la pequeña bola de pelos, como así suele llamarle, que corre de un lado a otro buscando ver por los ojos de buey un poco del espacio. Su voz a veces parece la de un espectro, canta canciones tan antiguas como el mundo mismo y sonríe como si el dolor jamás le hubiera rozado. Desconoce la tragedia que marcó su historia, así como la de todos aquellos que le conocen, y eso le hace aún más especial a ojos de Amaury.
OTROS DATOS
FOBIAS
A perder a su hermano.
HABILIDADES
Desarrollo de los sentidos. Un vampiro posee una visión poderosa en la noche, así como un olfato desarrollado. Su piel es mucho más sensible que la de un humano y percibe antes las bajadas de la temperatura. El único sentido que pese a su desarrollo prácticamente está truncado es el gusto, pues ellos no son capaces de digerir nada que no sea sangre.
Velocidad. Su velocidad no es superior ni comparable con la de otras razas, pero sí es muy superior a la de un ser humano. Ellos pueden llegar a ser sólo sombras o suaves brisas que mueven cortinas, golpean sus rostros o simplemente mecen las ramas de los árboles. Por supuesto también tienen grandes reflejos y como causa-efecto mayor reacción contra los golpes de sus atacantes.
Fuerza y resistencia. Su cuerpo es resiste y mucho más fuerte al de un humano común. Los vampiros pueden levantar varias toneladas sobre sus cabezas sin esfuerzo alguno.
Dominio mental. Pueden controlar el pensamiento de los seres humanos según lo deseen, como también de los más jóvenes a ellos. También, si la mente no está sellada, pueden leer la mente de un igual o de la raza inferior a ellos, los humanos (hechiceros o no).
Control del fuego. Pueden crear fuego con tan sólo su pensamiento. Este poder tan sólo aparece en los vampiros que poseen más de 100 años.
Levitación. Todos los vampiros, sobre todo los jóvenes, pueden usar el poder de la levitación. Sus pies se elevan del suelo un par de centímetros y pueden caminar sin ser oídos.
Vuelo. El vuelo en los vampiros se da a partir del ritual de iniciación que comienza entorno a los 20 años, algunos vampiros no llegan a este ritual hasta los 30 pues dependen de sus padres el iniciarlos.
Dominio de la sed. El dominio de la sed sólo se alcanza cuando se poseen entorno a los 500 años. Este dominio les ayuda a esperar a la víctima adecuada, y no precipitarse como los más jóvenes. También evita que las largas travesías se vuelvan una tortura.
Atracción. Pueden atraer a sus víctimas con su sola presencia, provocando que caminen hacia ellos como en un estado de trance.
Vínculo sanguíneo. El vínculo es una característica que se da entre las familias, o clanes de vampiros. Igual que los hermanos gemelos de otras razas, si uno de sus familiares está cerca ellos los percibirán así como se sensibilizaran si sus hermanos, padres o demás familiares, se sienten angustiados o temerosos. Este poder también surte efecto para vincularse por medio de la sangre con otros seres, por supuesto sin llegar a convertirlos. Si otro ser bebe sangre de un vampiro podrá sentir este sus miedos, deseos o simplemente su presencia para poder localizarle.
DON ESPECIAL
Cántico del Juglar. Su voz la utiliza para persuadir y generar ondas sonoras que pueden dañar el cuerpo del oponente. Utiliza este poder igual que si fuera un tritón. Modulando las notas musicales puede crear afiladas hondas que corten el cuerpo del enemigo, así como aturdir sus sentidos o someterlo a sus deseos.
ARMAS
Reina de las Sombras
Así bautizó en su día a una espada con una empuñadura que posee el aspecto de la cabeza de un dragón, la hoja tiene un brillo innegable como si fueran los rayos de la luna y tiene un poema suyo escrito que reza:
La belleza de la guerra es aquello que aprendes de ella, no la victoria.
La belleza de una mujer es su carácter, por eso esta es mi mejor amante.
Sangre, sudor y oscuridad. Hasta que la muerte nos acompañe, amada mía.
Una pistola, la cual usa con distintos cartuchos para distinto tipo de enemigos.
Así bautizó en su día a una espada con una empuñadura que posee el aspecto de la cabeza de un dragón, la hoja tiene un brillo innegable como si fueran los rayos de la luna y tiene un poema suyo escrito que reza:
La belleza de la guerra es aquello que aprendes de ella, no la victoria.
La belleza de una mujer es su carácter, por eso esta es mi mejor amante.
Sangre, sudor y oscuridad. Hasta que la muerte nos acompañe, amada mía.
Una pistola, la cual usa con distintos cartuchos para distinto tipo de enemigos.
GUSTOS Y DISGUSTOS
El buen rock y el buen metal
La sangre bañando su cuerpo, empapando sus labios y llenando todo su ser tras una batalla.
La oscuridad, pues en ella nació y en ella morirá.
La lluvia y las tormentas, cuando puede sentirlas sobre su piel sin daño alguno ni miedo a la contaminación.
Pintar, escribir y cantar. Es su modo de evadirse del mundo en el cual ha quedado condenado desde su nacimiento.
Odias:
El silencio extremo, por eso siempre canta... tanto silencio le recuerda a cuando estaba solo en el sótano donde lo encerraban.
La ineficacia.
Que me juzguen sólo por ser lo que es.
OTRAS PERTENENCIAS
Una cruz de Isis la cual para él es símbolo de quién es en realidad, un ser entre dos mundos. Camina entre los vivos pero nació muerto.
Un viejo oso de peluche, el cual ha reconstruido en varias ocasiones.
Un gato llamado Scar. Es un gato negro de aspecto parecido a una pantera, para él es uno más en la tripulación.
Un viejo oso de peluche, el cual ha reconstruido en varias ocasiones.
Un gato llamado Scar. Es un gato negro de aspecto parecido a una pantera, para él es uno más en la tripulación.
Amaury- Vampiro
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